Voces desde el campo

Voces desde la COP23

Manuel Pereira Araujo, MOKATIL – Timor Oriental:
Para nosotros, la Tierra es nuestro cuerpo, el agua es nuestra sangre y la luz del sol es nuestra energía.

Marthin Hadiwinata, Kesetuan Nelayan Tradisional Indonesia (Unión Tradicional de pescadores artesanales de Indonesia) – Indonesia :
Las Naciones Unidas están promoviendo el «carbono azul» como solución frente al cambio climático. El carbono azul es el carbono que almacenan los ecosistemas costeros, como los manglares. Los manglares pueden absorber un volumen de carbono diez veces superior al de un bosque virgen. No obstante, los llamados programas de carbono azul son parecidos al REDD (reducción de las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación de los bosques).El problema es que estos sistemas excluyen a la gente que a través de las generaciones ha dependido de los ecosistemas costeros para obtener alimento y medicinas. Los sistemas de carbono azul también están conduciendo a la criminalización de los pescadores artesanales. Con arreglo la Ley de Costas de Indonesia, se puede detener y acusar a los que traten de acceder a esos manglares «protegidos». El carbono azul perjudica aún más a la gente al privatizar sus medios de subsistencia.

Katia Avilés-Vásquez, Organización Boricuá para la Agroecología – Puerto Rico :
En Puerto Rico, después del huracán de septiembre de 2017, las fuerzas de la naturaleza se convirtieron rápidamente en problemas sociales desastrosos creados por los hombres en el poder. Las más afectadasfueron lasmujeres. Prácticamente en todas las brigadas de trabajo que se establecieron para conseguir recursos para la población, la principal emergencia fue llevar a las mujeres a lugares seguros: si antes padecían condiciones abusivas, estas se agravaron hasta convertirse en una cuestión de vida o muerte. En un caso, en Vieques, usamos una maleta enorme que habían traído llena de comida, para ayudar a una mujer a escapar de la violencia. Las mujeres se llevan la peor parte cuando sucede una catástrofe. Pero también asumimos el papel principal en la recuperación.
Casi todas las brigadas de trabajo están formadas por mujeres. Pero los portavoces y los responsables de tomar las decisiones suelen ser siempre hombres, porque las características que se asocian a los que toman el micrófono y se ponen de pie son casi siempre características masculinas. Nos enseñan a rechazar lo femenino. Si hablamos de una transición justa en la region caribeña es muy importante impugnar esa noción de lo que se considera fuerza, de lo que se considera liderazgo, y lo que se considera éxito.
La Madre Tierra es femenina. El poder de la feminidad nos envía un huracán para sacudirnos y recordarnos que esos hombres tienen que abandonar su adicción al petróleo y a los combustibles fósiles.

Massa Koné, Convergencia Global de las Luchas por la Tierra y por el Agua – Mali :
Para nosotros fue importante mostrar nuestra resistencia participando en la COP23. Primero, yo creo que de entre las numerosas acciones que realizamos en la COP23, la acción directa Ende Gelände (‘De aquí no pasa») contra la enorme mina de carbon en Alemaniafue altamente simbólica.Alemania no debería haber organizado la COP23 teniendo esa enorme mina a cielo abierto. Es como si se estuvieran riendo de nosotros. En segundo lugar, creo que el sistema capitalista está acabando con el planeta. Lo va a asfixiar. Por eso necesitamos converger juntos para presentar propuestas concretas que nos saquen de donde estamos.
Lo que debemos hacer es acercar los intereses de las distintas corrientes: los campesinos, los pescadores artesanales, los pastores, todos juntos. No podemos desarrollar una respuesta para una sola corriente, sino para todas juntas. Todas ellas obtienen sus respuestas a través de soluciones concretas, lo que llamamos agroecología y soberanía alimentaria. Esta propuesta incluye el reconocimiento de los derechos communes, la autonomía para el uso de las semillas, y la autonomía para todos los que participan en la producción de alimentos. En algún momento, según vayamos creciendo, conseguiremos ser una gran masa que se oponga al sistema. Esa masa hará de amplificador de nuesta lucha. Conseguiremos resultados el día que haya una gran masa de gente que se levante contra el sistema.


Fanny Métrat, Confédération Paysanne – Francia:

Las soluciones que los gobieros han propuesto durante la COP23 benefician a las multinacionales. Los gobiernos nunca hablan de reducir la dependencia del consumo de combustibles fósiles y de los residuos. En su lugar, hablan de mercados de carbono. Los mercados de carbono dan a las grandes empresasque tienen más dinero la capacidad de pagar para seguir contaminando.
Los mercados de carbono son una falsa solución porque promueven los beneficios de las grandes empresas. Los gobiernos y las grandes empresas piden a los campesinos que acepten los organismos genéticamente modificados y todas las últimas tecnologías modernas y a la vez siguen promoviendo las grandes explotaciones ganaderas industriales.
Es importante que reconozcamos que las falsas soluciones están ancladas en el patriarcado. Los hombres acaparan las mesas de negociación y los consejos de las empresas. Son los hombres de la COP23 los que deciden qué falsas soluciones van a implantar. En cambio, en La Via Campesina la lucha feminista es muy fuerte. Nosotros comprendemos la importancia de la revolución feminista. Y con una paridad de género cada vez mayor en La Via Campesina, conseguiremos convertirnos en una estructura que recupere con fuerza de la voz del feminismo.

Cuadros

Cuadro 1

Emisiones de carbono y subida del nivel del mar

Aunque los encuentros realmente se celebraron en Bonn (Alemania), Fiji ha sido la sede oficial de la COP23. Fiji, un país compuesto por 330 pequeñas islas del Pacífico Sur, afirmó que no contaba con la infraestructura necesaria para celebrar un encuentro internacional como este. Mientras Alemania continúa quemando carbono y otros combustibles fósiles para producir el 53 % de su electricidad, los 870 000 ciudadanos de Fiji se enfrentan a la cólera letal del cambio climático, pues las inundaciones y las lluvias torrenciales son una realidad cada vez más frecuente.

Una de las principales amenazas para Fiji y todas las naciones costeras es la subida del nivel del mar, que está subiendo 3,4 mm al año: es el mayor incremento de los últimos 2000 años. La causa inmediata es el aumento de las aguas en los océanos debido al deshielo de los casquetes polares, agravado por la expansión del agua a medida que se va calentando. No obstante, todo esto está vinculado a un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero por la quema continuada de combustibles fósiles. En julio de 2017 se desprendió una gran parte de la barrera de hielo Larsen ‘C’, en la Antártida; con ello, se soltaron unos 5800 kilómetros cuadrados de hielo al océano y se formó un nuevo iceberg, cuatro veces más grande que la ciudad de Londres. Todas las naciones costeras e insulares, sus pueblos y sus ecosistemas, están en grave peligro a medida que la crisis climática empeora. Las estrategias que promueven la soberanía alimentaria y la agroecología como forma de reducir las emisiones contribuyen a conseguir justicia para los pueblos de naciones de baja altitud, como es el caso de Fiji.

Cuadro 2

¿Qué es el capitalismo?

En un foro abierto durante la celebración de la COP22, LVC y otros participantes aliados hicieron breves intervenciones para definir el capitalismo. Dijeron que el capitalismo es…

  • Un sistema contrario a la propiedad colectiva, contrario a la colectividad y a la socialización de los medios de producción.
  • Un sistema económico basado en el beneficio, que no tiene en cuenta el interés general.
  • No solo un sistema económico, sino también un sistema político, puesto que las políticas gubernamentales apoyan la acumulación. Las personas no pueden decidir cómo organizar la producción.
  • Un sistema global. Los capitalistas resuelven sus crisis haciéndose cada vez más globales. Imponen la explotación de las personas en todo el mundo. El desarrollo capitalista no es para la nación, sino para un pequeño grupo de personas poderosas.
  • Individualismo y “para cada uno lo suyo”. En contraposición a esto, ¡los pueblos eligen la solidaridad!
  • La explotación de la naturaleza. Los pequeños agricultores y agricultoras no producen un exceso de emisiones de CO2, ¡el agronegocio capitalista sí!
  • Un sistema donde solo algunos miembros de nuestras comunidades son valiosos. Las personas reciben un valor según su localización, su género, su raza y su sexualidad. El capitalismo crea personas de usar y tirar.
  • Un sistema destructivo que nos obliga a trabajar juntos para superarlo.

Cuadro 3

Convergencia

Recuperación Justa y Transición Justa

En la lucha por la justicia climática tenemos muchísimo que aprender unos de otros y aún más que hacer juntos. La acción colectiva, madurada después de momentos de reflexión crítica con los movimientos y organizaciones aliados, está creando las condiciones para una convergencia cada vez mayor. Actualmente la lucha mundial por la soberanía alimentaria se ha convertido en parte integral de un movimiento más amplio en pro de la justicia climática, las transiciones justas, y la recuperación con justicia.

Como describió la Grassroots Global Justice Alliance (GGJA) en su llamamiento a la acción durante la COP23:

Transición Justa lo forman una serie de principios, procesos y prácticas centrados en una vision, unificadores y basados en el lugar, que construyen poder económico y político con el fin de pasar de una economía extractiva a una economía regenerativa que reconoce los derechos de los ecosistemas locales y de la naturaleza a mantener sus ciclos vitales naturales de vida. Esto implica enfocar de modo holístico y libre de residuos los ciclos de producción y consumo. La propia transición debe ser justa y equitativa; reparar los daños pasados, restauración ecológica y creación de nuevas relaciones de poder para el futuro por medio de reparaciones. Si el proceso de transición no es justo, el resultado nunca lo será. Just Transition describe no solo hacia donde vamos, sino como llegar hasta allí.

Recuperación Justa es un marco visionario promovido por las comunidades dedicadas a la justicia medioambiental y las cuestiones laborales que se concentran en los esfuerzos de recuperación durante momentos de desastres climáticos. Se trata de no restaurar el mismo nivel de inestabilidad y extracción de combustibles fósiles e infraestructuras energeticas extremas, sino de seguir el liderazgo de las comunidades que están en la primera línea en definir qué tipo de recuperación necesitan, y aprovechar la oportunidad para reconstruir después del desastre hacia la transición y asegurar energías renovables y economías regeneradoras que puedan crear empleo, proteger el medio ambiente, y conducir a comunidades resilientes.

Cuando se adoptó el Acuerdo de Paris en 2015, la Grassroots Global Justice Alliance lanzó el informe “Somos la línea roja de la Madre Tierra” (en ingés “We Are Mother Earth’s Red Line”) que resaltaba 5 debilidades clave del acuerdo climático mundial:

  1. El acuerdo se basaen recortes de emisiones voluntarios en lugar de obligatoriosque no alcanzan los objetivos que los científicos consideran necesarios para evitar la catástrofe climática.
  2. El acuerdo adelanta mecanismos de comercio de contaminantesque permiten a los que contaminan la adquisición de “compensaciones” para continuar con niveles de emisiones extremadamente peligrosos.
  3. El acuerdo se basa en energías suciasy falsas promesas incluidala fractura hidráulica (fracking), la energía nuclear, los agrocarburantes, la captura de carbono y otras propuestas tecnológicas que plantean graves riesgos ecológicos.
  4. La parte operative del texto del acuerdo omite cualquier mención a los derechos humanos o los derechos de los pueblos indigenas y las mujeres
  5. El acuerdo debilita o suprime los derechos de reparaciónque el Norte global debe al  Sur global.

En su propio análisis,  Naciones Unidas ha estimado que incluso con los compromisos asumidos por los países del mundo al adoptar el acuerdo de París en 2015,  es probable que se produzcan todos modos  aumentos de las temperaturas mundiales de casi tres grados Centígrados a lo largo del próximo siglo.El Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas (PNUMA) ha desvelado que incluso si todos los países que han formulado un compromiso de reducción de emisiones cumplen su promesa, haría falta recortar de 12 a 14 gigatoneladas más cada año para mantener el aumento de la temperature por debajo de los 2 grados Centígradoscon respecto a los niveles preindustriales.

Precisamente en las soluciones propuestas por Just Transition, incluyendo modelos de Soberanía alimentaria, vivienda sostenible y democracia energética, estamos viendo campañas inspiradoras que rechazan que haya que elegir entre desarrollo económico y protección del suelo, del agua, de la salud de la Madre Tierra, y la salud de nuestras comunidades. Just Transitionreconoce asimismo que las necesidades de la Naturaleza tambien son las nuestras y deben ser promovidas y protegidas por derechos legales y mantenidas por medio de ecosistemas sustentadores de la vida de intercambio y reciprocidad.

Para saber mas, visiten la página web de la Grassroots Global Justice Alliance.

Cuadro  4

Geoingeniería: nuevas amenazas contra la soberanía alimentaria

Una de las propuestas más peligrosas frente al cambio climático es la llamada geoingeniería: la manipulación tecnológica y a gran escala del clima global para contrarrestar los síntomas del caos climático.

Detrás de ésta hay una confluencia de intereses económicos de poderosas industrias, geopolíticos y militares.  Para los países con alto grado de emisiones de carbono y sus transnacionales contaminantes, la geoingeniería aparece como la “solución tecnológica” que les permitiría seguir emitiendo gases de efecto invernadero y encima hacer nuevos negocios, vendiendo tecnología para bajar la temperatura o para remover y almacenar carbono.

Son propuestas tecnológicas[1] para intervenir ecosistemas terrestres, oceános y atmósfera. En algunos casos para bloquear o reflejar parte de la luz del sol que llega a la Tierra y así bajar la temperatura, en otros para absorber dióxido de carbono y de la atmósfera y almacenarlo en fondos geológicos marinos o terrestres. También incluye técnicas que alteran el clima local y regional, como siembra de nubes, y  propuestas para re-dirigir o disolver huracanes.  Todas las propuestas tienen impactos ambientales, sociales y geopolíticos graves.  Ninguna se dirige a cambiar las causas del cambio climático, si funcionaran sería solamente para gestionar los síntomas, pero el cambio climático seguiría aumentando, por lo que la geoingeniería crea mercados cautivos.

Una propuesta muy difundidas por los geoingenieros, es crear una mega nube volcánica artificial sobre el Ártico, inyectando sulfatos en la estrastósfera para bloquear la luz del sol. Según estudios científicos, eso podría bajar la temperatura, pero desequilibraría las lluvias y vientos en el hemisferio Sur, perturbando el Monzón en Asia y produciendo sequías en África y aumento de inundaciones en América Latina, lo cual amenazaría las fuentes de agua y alimentación de millones de personas.  Además habría que seguir inyectando sulfatos por tiempo indefinido, porque si se interrumpe, la temperatura subiría drásticamente y el impacto sería más difícil de enfrentar que antes de empezar.  Pese a estos enormes riesgos, el Programa de geoingeniería de Harvard, en Estados Unidos, ya está planteando hacer experimentos en Arizona [2], en territorios indígenas.

Otra de las técnicas promovidas –especialmente después de la firma del Acuerdo de París sobre cambio climático– es la llamada captura y almacenamiento de carbono (CCS por sus siglas en inglés) y bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (BECCS por sus siglas en inglés). CCS es una tecnología que inventó la industria petrolera, para sacar petróleo a gran profundidad. Se inyecta dióxido de carbono a presión, lo cual empuja el petróleo y teóricamente el carbono queda en el fondo. La industria petrolera dejó de usar la técnica (que se llamaba originalmente Enhanced Oil Recovery) porque no era económicamente viable. Pero si ahora cobran y reciben subsidios por “secuestrar” y almacenar dióxido de carbono, se hace un negocio redondo: sacan más petróleo, y hacen ganancias extras, pese a estar entre los principales culpables del cambio climático.

Aún más perverso es la propuesta de bioenergía con CCS (BECCS). Se trata de instalar megaplantaciones de árboles y cultivos para “secuestrar” carbono mientras crecen, luego quemarlos para vender bioenergía y enterrar el carbono producido con CCS. Para mantener el aumento de la temperatura a menos de 2 grados hasta el 2100 con BECCS, habría que plantar de 500 millones a 6,000 millones de hectáreas de monocultivos industriales [3], lo cual sería devastador. Actualmente, toda la tierra cultivada a nivel global son 1 500 millones de hectáreas.  Obviamente BECCS competirá con la producción de alimentos, con territorios indígenas,  áreas naturales, etc.

Aunque BECCS sea inviable, hay ya gobiernos y empresas que lo promueven para “cumplir” con el Acuerdo de París y para obtener créditos de carbono, con lo que la disputa por tierra y agua, las amenazas y violencia para desplazar campesinos e indígenas de sus tierras, será aún mayor.

La geoingeniería es tan riesgosa y presenta tantos impactos al ambiente, indígenas y campesinos, que el Convenio de Diversidad Biológica decretó una moratoria contra su uso. Sin embargo, las industrias y gobiernos que lucran con el negocio del cambio climático, la siguen promoviendo.

Por las graves amenazas a la soberanía alimentaria, a las formas de vida campesina e indígena,  al ambiente y la biodiversidad, es crucial que desde los movimientos y las organizaciones sociales rechacemos cualquier experimento y propuesta de geoingeniería y luchemos para que se prohíba.

Más información sobre las técnicas de geoingeniería y sus impactos:

Silvia Ribeiro, Grupo ETC http://www.etcgroup.org/es/content/geoingenieria-cambio-climatico-y-espejismos y http://es.geoengineeringmonitor.org/


[1] http://www.etcgroup.org/es/content/geoingenieria-cambio-climatico-y-espejismos

[2] http://www.etcgroup.org/es/content/la-administracion-trump-infla-el-globo-de-los-geoingenieros

[3] http://www.actionaid.org/sites/files/actionaid/caught_in_the_net_actionaid.pdf

Destacados

Justicia climática desde abajo

Durante la Cumbre del clima de las Naciones Unidas de 2015 (también conocida como COP21), se reunieron en París movimientos de todo el mundo para exigir a los gobiernos que llegasen a algún acuerdo vinculante para revertir la crisis climática que se vive a nivel mundial. Los movimientos se reunieron para exigir justicia climática puesto que, a menos que se tomen medidas serias, continuarán produciéndose fenómenos climáticos imprevisibles y extremos que seguirán amenazando la vida de cientos de millones de personas, en especial de campesinos y campesinas, pueblos indígenas, pueblos pescadores, agricultores y agricultoras de pequeña y mediana escala, mujeres y jóvenes.

Con la firma del Acuerdo de París, los gobiernos dieron la máxima prioridad a una serie de antídotos que, según ellos, reducirán las peligrosas emisiones de gases de efecto invernadero (GEF). Algunos de ellos incluso llegaban a afirmar que deseaban aumentar la resiliencia de los campesinos y campesinas frente a los efectos del calentamiento global. Estas falsas soluciones, entre las que se encuentran la geoingeniería, los mercados de carbono, la denominada agricultura «climáticamente inteligente[1]«, la reducción de las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación de los bosques (REDD) y otros mecanismos que no hacen sino degradar aún más la vida en la Madre Tierra. El sector empresarial, respaldado por las instituciones financieras internacionales, recibió luz verde para continuar acaparando más tierras, aguas, semillas y medios de vida de los pueblos de la Tierra, a través de las lucrativas reformas de la economía verde y azul, y para continuar extrayendo y quemando combustibles fósiles como si nada pasara. No obstante, en París y en otros lugares del mundo, La Vía Campesina (LVC) ha estado trabajando con nuestros aliados para desafiar las falsas soluciones del capitalismo y promover la soberanía alimentaria como una solución fundamental y «verdadera» a las múltiples crisis generadas por el sistema alimentario corporativo.

Un año después de la COP21, y tan solo unos días después de la entrada en vigor oficial del Acuerdo de París, La Vía Campesina se reunió a las afueras de Marrakech (Marruecos) para celebrar un Seminario de formación sobre justicia climática liderado por movimientos sociales, paralelo a la COP22. Los objetivos del seminario fueron conocer la crisis climática en profundidad y alcanzar un mutuo entendimiento sobre ella, así como mejorar nuestras capacidades para construir y fortalecer soluciones al capitalismo y sus crisis. Acudieron delegados y delegadas de LVC y aliados de Zimbabue, Ghana, Palestina, Marruecos, Túnez, Guatemala, Venezuela, Brasil, Indonesia, India, Francia, Alemania, Canadá y los Estados Unidos.

Los y las participantes en la formación, manteniendo un diálogo común y partiendo de experiencias de primera mano en las luchas populares, elaboraron un marco para alcanzar la justicia climática basado en la soberanía alimentaria, denominado «Justicia climática desde abajo». Esta supone un compromiso radical con la construcción de movimientos que busquen fortalecer una sociedad fundamentalmente distinta que defienda la vida, y una economía política que esté en manos de las comunidades de base, que engloben a campesinos y campesinas, pueblos indígenas, pueblos pescadores, trabajadores y trabajadoras rurales sin tierra, trabajadores y trabajadoras del sector informal y, sobre todo, mujeres y jóvenes de estos colectivos.

En el seminario de Marrakech, los y las participantes debatieron y desarrollaron cuatro ejes de lucha, que sirvieron para orientar el compromiso con la justicia climática desde abajo:

1. Falsas soluciones a la crisis climática: Los gobiernos y las corporaciones que participan en las COP de la ONU están tomando decisiones que van contra los intereses de la Tierra y de su ciudadanía. Desde la perspectiva de los capitalistas y de quienes les apoyan, los mercados de carbono, la agricultura climáticamente inteligente y otras soluciones falsas son algo necesario, puesto que fomentan el beneficio económico empresarial. Desde la perspectiva de los pueblos, sin embargo, estos mecanismos no son soluciones en absoluto, ya que solo sirven para empeorar el calentamiento global y para continuar privatizando la Madre Tierra y la vida humana. En palabras de Dena Hoff (National Family Farm Coalition, coalición de granjas familiares de EE. UU.), «la agricultura climáticamente inteligente no es sino otro mecanismo más para que las corporaciones puedan tener mayor control sobre el sistema alimentario, subordinar las cadenas alimentarias locales y extraer riqueza de los suelos».

2. El capitalismo, una de las causas fundamentales de la crisis climática: Aunque todas las economías basadas en la extracción de carbón y otros combustibles fósiles contribuyen al cambio climático, los y las participantes del seminario acordaron que las relaciones capitalistas son la causa fundamental de las crisis económicas, sociales y ecológicas a nivel mundial. Se entiende por capitalismo un sistema de explotación y desposesión que se basa en la propiedad privada por encima de la naturaleza y de los medios de producción, que al mismo tiempo impone una jerarquía de poder laboral que impide que los trabajadores, campesinos y pueblos indígenas puedan unirse contra el capital. En esta jerarquía, los trabajadores[[Hombres desposeídos de sus recursos, trabajadores con o sin salario.]], principalmente blancos, ocupan los niveles superiores y obtienen privilegios: un salario. Las mujeres, sobre todo las indígenas y las de color, se encuentran en los niveles más bajos de esta jerarquía: en gran medida, no reciben salarios y son las más explotadas y amenazadas por el capitalismo. A medida que las crisis y el neoliberalismo se hacen más y más acusados, las generaciones más jóvenes se ven forzadas a aceptar condiciones de explotación en la parte más baja de la jerarquía. A pesar de ello, estos grupos no solamente son víctimas de la explotación, sino que también son agentes de cambio, ya que están empleando su poder dentro de sus comunidades para construir movimientos que cambien el sistema desde abajo. Isabel Soc Carrillo (Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala) destaca el papel central que desempeñan las mujeres indígenas y sus acciones y perspectivas dentro de los movimientos por la justicia climática: «Las mujeres que han liderado nuestras luchas han sido muy claras al definir nuestra postura, contraria a los acuerdos comerciales con el gobierno, porque no queremos que las empresas nos impongan su forma de vida. Continuaremos con nuestra lucha, y no nos detendremos hasta que el gobierno nos escuche. En Guatemala tenemos nuestra propia cosmovisión, y luchamos para que llegue el día en que se respete. La Madre Tierra no es un negocio, no es una mercancía, no se le puede poner precio… Debemos llegar a un entendimiento entre la tierra y nosotros, porque nosotros somos la tierra. Somos uno; todos somos uno con la Tierra. Quizá la Tierra pueda sobrevivir sin nosotros, pero nosotros no podemos sobrevivir sin ella».

3. Convergencia de movimientos para fortalecer la justicia global desde la base: Los delegados y delegadas del seminario sobre el clima de Marrakech acordaron que la convergencia y la construcción de alianzas eran fundamentales para alcanzar la justicia climática desde abajo. La convergencia es un proceso de formación de alianzas y de solidaridad entre los movimientos. A menudo ocurre que los grupos que luchan por la soberanía energética, los derechos humanos, la deconstrucción del patriarcado, la soberanía indígena y la soberanía alimentaria trabajan por separado, cada uno «en lo suyo». Esta separación dificulta que los movimientos puedan armonizar sus visiones y puedan desarrollar acciones conjuntas. De forma colectiva, las coaliciones de base, los movimientos sociales, los campesinos y campesinas, los agricultores y agricultoras que trabajan por la justicia climática encabezan la lucha. Al formar alianzas, estamos dando pasos concretos para reforzar nuestra lucha. Las alianzas nos ayudan a lograr éxitos y, por tanto, a llenar de esperanza los corazones de los pueblos, para continuar luchando contra el capitalismo y defender la vida en la Madre Tierra.

4. Historias de lucha por la justicia climática desde abajo: Los delegados y delegadas del seminario compartieron historias sobre el trabajo que están haciendo en sus territorios para fortalecer la justicia climática desde abajo y hacer resistencia al agronegocio «verde» y a las grandes energéticas. Por ejemplo, los delegados de Brasil hablaron de su lucha contra megaproyectos energéticos y del trabajo que están haciendo para fomentar sistemas alimentarios y energéticos controlados por la comunidad; participantes de Palestina nos contaron que están trabajando para que los agricultores y agricultoras tengan acceso a la tierra, al agua y a las semillas locales; en Túnez están defendiendo las ocupaciones de tierras por parte de campesinos que desean construir comunidades agroecológicas y autónomas; en Indonesia están defendiendo y reclamando tierras para poner en marcha proyectos agroecológicos; en India están desafiando el control corporativo de las semillas y están fomentando que los campesinos y campesinas tengan el control sobre la producción alimentaria; en Marruecos se están organizando numerosos frentes para recuperar el control democrático sobre las tierras y lograr la justicia social; y por último, en los Estados Unidos están enfrentando el racismo y el colonialismo medioambiental a través de acciones directas e iniciativas contrarias a los combustibles fósiles y a favor de la soberanía alimentaria. A través de nuestras redes, globalizamos estas soluciones locales para crear un movimiento global de movimientos, con las mujeres y los jóvenes en cabeza.

Resultados: Las perspectivas y apreciaciones de los y las participantes del seminario de Marrakech resultan especialmente útiles, ya que cada vez más personas, organizaciones y movimientos (con las mujeres y los jóvenes en cabeza) se están levantando contra las múltiples crisis del capitalismo. En un momento en que el cambio climático está dando pruebas más que suficientes de su existencia en todo el mundo, movilizarse por la justicia climática desde abajo es más urgente que nunca. A medida que nuestros movimientos se expandan y se multipliquen, mejoraremos nuestra capacidad de combatir con éxito el capitalismo y de luchar por una sociedad realmente justa que beneficie a todos los pueblos y a la Madre Tierra.

[1] Para conocer la definición del término «agricultura climáticamente inteligente», tal como aparece en este boletín, consultar aqui.

Boletín núm. 32 – Editorial

Ilustración Alex Nabaum – alexnabaum.com

Poema sobre justicia climática

Oh! Oh! La Naturaleza llora, la Humanidad perece!
¿Por qué? Las estaciones hanvariado
¡Se han vuelto imprevisibles e inciertas!
¡Son más cálidas, más secas y más breves!
Los vientos y las tormentas son más rigurosos y destructivos
La madre Tierra llora, la tierra es estéril.
Las mujeres, los hombres y los niños, las plantas y los animales perecen!

¿Qué ha hecho la agricultura industrial capitalista?
En todas partes la Madre Tierra se derrumba
Y las semillas OGM tóxicas y nocivas hinchan el vientre de la tierra.
Máquinas pesadas pisotean el vientre de la tierra
sus columnas de humo negro contaminan el aire,
Han concebido y dado a luz a un niño, el cambio climático!

Oh! ¿Qué es todo esto?
Los nichos ecológicos se retraen
La biodiversidad desaparece a marchas forzadas
En todas partes crece la incertidumbre
Aumentando los riesgos que sufrimos los productores de alimentos
El conocimiento de la agricultura traditional se erosiona deprisa
¿Qué y quién nos salvará?

El cambio climático no conoce la paz,
¡Solo tiene hambre de destrucción!
¡La codicia lo alimenta!
¡Sus frutos son los fenómenos climáticos extremos, extremos, extremos!
¡Desaastres medioambientales y humanitarios!
¡Inundaciones, sequias, corrimientos de tierras, enfermedades!
La humanidad grita: ¡No hay nada para comer!
La naturalezagrita: ¡Inhabitable! ¡Inhabitable!

¿Existe un remedio?
Sí, pero solo nos hablan de soluciones falsas!
Mercados libres, REDD, agricultura climáticamente inteligente,
Economía verde, agrocarburantes, mercados de carbono, acaparamiento
de tierras, más agricultura industrial,
Uso masivo de herbicidas, fertilizantes inorgánicos y más OGM!

¡Dios mío! Todo para hacer crecer el cambio climático! ¿Para qué?
¡Beneficios! ¡Beneficios! ¡Más beneficios! ¡Grita el capitalismo, padre de la criatura!

Pero la esperanza se vislumbra en el horizonte
¡la soberanía alimentaria, nuestra esperanza!
Llega para restablecer la justicia social para la humanidad,
La sostenibilidad ecológica para la naturaleza
La biodiversidad y la diversidad cultural para todos los pueblos de la Madre Tierra!
Levantaos pueblos, mujeres y hombres, los sin tierra, los campesinos,
los agricultores indígenas, los habitantes de los bosques y los pescadores,
¡Haced oir la voz de la esperanza en todos los rincones del mundo!

Agroecología campesina para la justiciar climática AHORA!
¡Globalicemos la lucha! ¡Globalicemos la esperanza!


Movimiento Campesino de Zimbabwe